viernes, 13 de julio de 2012

La Voz del Espíritu en Salamanca (12/07/2012)

En los mensajes de activación de los chakras de Madrid había aparecido el Anthakarana que se haría girar desde el centro, impulsando y apoyando así la activación también del resto de España.

Para ello, había que enlazar con París a través de Montserrat, para abrir la llave del corazón (la que Cibeles porta en su mano), con Toledo, representando el Padre con su sabiduría ancestral y conectando el agua de Madrid con Lisboa a través del Tajo, y con Finisterre e Inglaterra haciendo puente de Salamanca. Las 4 partes antiguamente separadas del corazón: España, Francia, Reino Unido y Portugal.

Estando en Toledo habíamos "visto" que el nuevo Ser sería como el barro, al juntar el agua (Madrid) con la tierra (Toledo). Gaia buscaba una estrella de 5 puntas, pues había encontrado el cáliz (femenino-Madrid) y la espada (masculino-Toledo). Todo cobraba sentido, pero ella seguía sin saber dónde estaba ese punto del triángulo. Cuando vimos el barro en Toledo, apareció también la idea de que la estrella podía ser el espíritu que da vida a la creación material. Apareció entonces el mensaje de que Barcelona correspondía con el Sol, el impulso inicial que luego se extiende gracias al corazón, y Salamanca representaba el Aire y la Voz del Espíritu, así que allí nos fuimos a buscarlo.

Al llegar allí, lo primero que vimos fueron varias estatuas de caballos. Gaia había tenido también un sueño con unicornios, el cielo y el paso a otras esferas.

A mi me llamó la atención la calle de los Comuneros, parte de la historia de Castilla y España con la que me siento muy identificada.

Al adentrarnos en el centro nos gustó la energía. Era sutil. A Gaia le recordaba a la que hay en las zonas templarias de Italia. Todo invitaba a mirar hacia arriba: grandes construcciones antiguas de piedra anaranjada (iglesias, la Universidad, la Casa de las Conchas), calles amplias donde pasear, terrazas para tomar algo y descansar, y una hermosa Plaza Mayor que te transporta a la época medieval.

Yo notaba cada vez más una grata sensación de estar acompañada por la presencia de la energía de aquellos caballeros.

Decidimos subir a lo alto de la Universidad y comenzamos a ver cómo está llena de espirales. La propia fachada está construida con proporciones áureas, igual que la estrella de 5 puntas (pentáculo) que Gaia buscaba.

Al empezar la ascensión, pasamos por una sala que explicaba la historia de la construcción de la Universidad y dedicaban un buen espacio a la reina Margarita. También su construcción tenía mucho que ver con El Escorial, punto en el que, justamente, había compañeras enlazando el puente con nosotras.

Me empezó a llamar la atención que Valladolid aparecía por varios sitios. Había oído hablar de ella a gente que pasaba, Gaia también había comentado alguna cosa, Almudena y César habían estado allí, yo nací en Pucela (nombre cariñoso de Valladolid) y la Reina Margarita enlazaba también las 2 ciudades y El Escorial. Finalmente, también en la historia de su construcción encontrábamos relación con Roma e Italia.

Subimos un poco más y una grabación nos dio un mensaje. La cinta se repetía al terminar y, tanto al subir como al bajar, escuchamos el mismo trozo: "Ser hombre y mujer para los demás. Mirar hacia el interior para aprender y hacia el exterior para servir".

Llegamos arriba y pudimos disfrutar de las vistas de la ciudad y del viento corriendo por las ventanas abiertas en el muro del campanario.

Al bajar nos dirigimos a la Catedral. Allí estuvimos un rato sintiendo la energía. A mi me llegó un mensaje diciendo "pedid ayuda a los caballeros". No sabía muy bien dónde estaban los caballeros, así que se lo comenté a Gaia para buscar algún "caballero".

Salimos y seguimos recorriendo las iglesias buscando la piedra.

Aparecimos en una plaza donde se encontraba, a un lado, una casa o ermita dedicada a Santa María de los Caballeros y, al otro, un lugar llamado Camelot. Justo en el centro estaba la estatua de Unamuno y vimos que su casa se encontraba justo entre ellas.

Unamuno fue un escritor existencialista, de la generación del 98, muy querido allí. Me sorprendió escuchar cómo una guía turística que estaba con un grupo de jóvenes de unos 17 a 20 años les preguntaba si alguna vez habían oído hablar de Unamuno y ellos respondían que no y, cuando les preguntó si sabían a qué se llamaba la generación del 98, todos pusieron cara de no saber nada. Me di cuenta entonces de la diferencia en el nivel cultural que hay en relación a cuando yo tenía esa edad y, en cierto modo, me dio pena, pues el enriquecimiento cultural que dan las letras y la literatura va más allá de la simple teoría y trasciende la historia "empaquetada". Ayudan a comprender el pensamiento de cada época, sus leyendas, sus historias y su filosofía de vida, y todo es cíclico. Salamanca nos mostraba, por un lado, la ruta de la Plata y, por otro, el camino de las letras y el origen de la lengua Castellana, enlazando con los idiomas latinos que, justo ayer, volvieron a salir en el relato que subió Matías sobre el Monte Shasta y el paso del inglés al español.

La Voz, la palabra que expresa conceptos. El viento, el aire que mueve nuestras cuerdas vocales. La creación. Pocas horas antes, en el tren, Gaia me explicaba cómo en el libro de "Los 11 Pasos de la Magia" se muestra la forma de expresar las ideas a materializar usando las palabras que realmente expresan los pensamientos en el aquí y ahora. La riqueza lingüística y el vocabulario nos ayuda a proyectar en la dirección adecuada. Al igual que la alimentación es importante para generar la sangre portadora de los elementos físicos adecuados, el conocimiento de la lengua ayuda a expresar exactamente lo que queremos manifestar en esa materia, pues traslada los pensamientos en sonido creador a través de la voz.

Terminamos nuestra visita por las iglesias, encontrándolas todas cerradas, y tomamos entonces un descanso. Comentamos de nuevo la sutileza de la energía y la cantidad de gente que veíamos con colores azules. El quinto chakra se activaba a través de la palabra. El espíritu conectaba con la materia.

Decidimos entonces ir en el rato que nos quedaba a La Cueva de Salamanca. Gaia se había resistido a ir por lo que sabía que había sido (usada para rituales de magia negra) y lo que Maia le había contado sobre la energía, que podía ser muy densa, pero como yo soy un poco curiosa, le dije que fuéramos.

La encontramos y una puerta nos señaló que aquel era el lugar. Llevábamos viendo todo el día el número 9, y yo llevo desde que cumplí los 37 viendo combinaciones de 7 y 3 por todas partes, y en aquella puerta estaban los dos números y alguien había dejado un corazón en el suelo.

Gaia se adelantó y me indicó que entrara. Yo me propuse no autosugestionarme con el tema de la energía densa. Si la había, quería notarla directamente, ya que muchas veces nuestras ideas nos hacen sentir algo que, en otras circunstancias podríamos haber vivido de otra forma.

Lo cierto fue que al llegar comencé a notar el cambio. Según avanzaba, se iba notando más pesadez. Finalmente llegamos a la cueva, que tiene una parte abierta a la roca en un entrante. Gaia me dijo que no entrara, pero, ya sabéis... Así que subí y entré. La energía oprimía el pecho y comenzaban a llegar ideas de rituales y seres oscuros, además de que el rincón estaba sucio, lleno de botellas y condones usados. Entonces expresé con el corazón que yo no estaba allí para llevarme o sanar nada que no quisiera ser sanado, que yo sólo era el canal y portadora de una energía que me trascendía y que estaba allí para ofrecerla si el lugar la quería aceptar y, si no, me iría como había venido, agradeciendo igualmente la presencia de aquellos seres que, al igual que yo, cada uno en su lado, cumplían su misión.

Noté cómo parte de esa energía se liberaba y decidí dejar un presente. En una raíz de árbol que había entre las rocas, a la que agradecí también su presencia, dejé un poco de miel que había recogido unos días antes y me marché.

Gaia me dijo que sentía que la cueva inicialmente tenía buena energía, que la parte densa venía de lo que habían hecho después con ella. Yo me alegré de haber entrado.

Llegábamos muy justas a coger el tren y, cuanto más rápido íbamos, más sentía cómo la presión del pecho se subía a la garganta y luego a la cabeza, pero algo dentro de mi me decía: camina.

Conseguimos recoger una piedra de camino a la estación en la primera iglesia de San Juan donde habíamos estado y en la que yo había dejado el agua estancada que recogí en Manzanares El Real, en la Fuente de las Ermitas, para que se sanase. Me sorprendió encontrar un acebo en medio de una calle urbana y también recogí una hoja.

Entonces llegó otra voz y dijo: "corre". ¿Por qué? ¿perdemos el tren? Y dijo: "No, pero corre". Lo cierto es que me costó correr. Tenía agujetas de las 7h andando hacía 2 días recorriendo los chakras de Madrid y de esas 4h de Salsmanca, pero corrí lo que pude. Llegamos al tren con 5 minutos de margen y mi presión en el pecho había desaparecido.

Al volver, cuando pasábamos por la sierra norte de Madrid noté un fuerte hormigueo en la parte izquierda de la cabeza, y sentí que el puente con El Escorial estaba activado.

Gaia tenía su piedra, junto con una hoja de acebo para hacer su parte en Aranjuez y yo me traje una preciosa sensación de la energía salmantina. También volví con la tarea pendiente de averiguar por qué nací en Valladolid, aunque viviera allí poco tiempo, y con el sentimiento reforzado de hermandad hacia los templarios originales y hacia los comuneros, que rezaban: "Común es el Sol y el Viento, común ha de ser la Tierra. Que vuelva común al pueblo lo que del pueblo saliera".

http://www.youtube.com/watch?v=P7JXLvzgqQ4

Marga

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